Kim Kardashian ha demostrado muchas cosas en sus casi dos décadas de fama mundial. Pero si hubiera que destacar sólo una, esa sería sin duda su capacidad para reinventarse. Desde hace unos años, la estrella televisiva también se presenta ante el mundo como activista por la reforma del sistema penitenciario, empresaria de éxito con su marca ‘Skims’, actriz ocasional y, sobre todo, como madre soltera de cuatro hijos tras su mediático divorcio del rapero Kanye West.
Sus continuos golpes de efecto sorprenden y entretienen a su público, y amplían notablemente su vigencia en la cultura popular. Lo cierto es que, como buena maestra del relato, ella justifica sus variadas iniciativas como una forma de desafiarse y superarse a sí misma, o como una vía para reivindicarse ante quienes se burlan de su aparente falta de talento o critican los privilegios económicos que la han acompañado toda su vida.
Ahora, Kim ha reconocido que su carácter emprendedor no está exento de dificultades, a saber, las inseguridades y las altas expectativas que la persiguen cuando se adentra en terrenos desconocidos. «Nunca planeé seguir esta carrera», se ha referido así a sus pinitos en la actuación. «Me dije: ‘No me voy a adelantar a los acontecimientos’. Porque tengo que hacerlo jodidamente bien. Cada año trato de hacer algo que me haga sentir incómoda, que me suponga un verdadero reto», se ha confesado en el último episodio de su reality ‘Las Kardashian’.
La celebridad de 43 años, quien apareció en la última temporada de la serie ‘American Horror Story’ y también ha puesto voz a uno de los personajes de la película ‘La patrulla canina’, le gustaría ampliar sus horizontes interpretativos a lo largo de la próxima década. Sin embargo, en otro arranque de sinceridad, Kim ha admitido que no podrá cultivar esa afición durante mucho más tiempo por culpa de su tendencia a inyectarse bótox.
«Entiendo que necesitaría menos bótox para poder proyectar emoción. Y a mí me falta eso. ¿Cómo voy a expresar que estoy asustada? ¿Cómo lo voy a hacer para llorar?», se pregunta. «Puedo hacer una película al año. Tengo diez años por delante para mantener mi buen aspecto. Eso es todo lo que tengo. Y luego me tomaré algo de tiempo libre», ha asegurado sobre una eventual retirada de las pantallas.