La cantante Céline Dion se ha sincerado como nunca sobre su ardua batalla contra el Síndrome de la Persona Rígida que le fue diagnosticado en agosto de 2022, y que le obligó a cancelar la gira mundial en la que se había embarcado por aquella época. La artista se ha pronunciado en varias ocasiones sobre el calvario que sufre a raíz de los espasmos, la rigidez muscular y otros tantos problemas derivados de esta dolencia del sistema nervioso. Pero ahora ha revelado que, antes de conocer con exactitud a qué se enfrentaba, llegó a optar por una solución para combatir el dolor que le podría haber costado la vida.
La intérprete canadiense, de 56 años, experimentó los primeros envites de la enfermedad a mediados de la década de los 2000, concretamente el día que tenía que ofrecer un concierto en Alemania. «Desayuné y de repente sentí un espasmo. Mis ejercicios vocales lo agravaron», ha explicado en su última entrevista a People. Tras consultar con varios especialistas, éstos le recomendaron varios remedios para intentar relajar la musculatura, como tomar duchas muy calientes en los momentos más críticos.
En una de sus peores rachas, Céline no tuvo más remedio que tomar Valium, un medicamento que se prescribe para combatir la ansiedad y la tensión física en que ésta deriva. Sin embargo, la estrella de la música no dudó en aumentar significativamente la dosis a medida que se intensificaban sus dolores. «Empezamos con dos miligramos para ver si ayudaba, luego 2,5, después 3, y finalmente pasamos de 15 a 50», ha señalado sobre un tratamiento sometido a estricto control médico.
En una ocasión, Céline decidió por sí misma administrarse 90 miligramos de esta potente sustancia, ya que el medicamento había dejado de surtir efecto y esa noche se enfrentaba a un exigente concierto. Las consecuencias de ese impulso podrían haber sido irreversibles, como ha admitido ella misma. «Podría haber sido fatal. Dejé de preocuparme por el tema de las dosis porque yo no sé de medicina. Pensaba que iba a estar bien. Es que funcionaba unos días, o unas semanas, pero llegó un punto en el que dejó de funcionar», ha indicado.
«No entendía que podría haberme ido a la cama y haber dejado de respirar. Y al final aprendes, aprendes de tus errores», ha confesado sobre los riesgos que asumió a fin de cumplir con sus compromisos profesionales. A día de hoy, Céline Dion encara su particular situación con sentimientos encontrados. Si hace unos días aseguraba que sentía como si la «estrangularan» cada vez que trataba de proyectar su voz, una de las razones que evidentemente le han obligado a retirarse de los escenarios, ahora asegura que es «feliz» y toda una «afortunada» al poder compartir abiertamente los detalles de su experiencia y aclarar posibles malentendidos.
«Es importante saberlo. La gente que me conoce bien sabe que no tomo medicamentos para drogarme, para recibir el subidón o para quedarme atolondrada. He sido todo lo profesional que he podido a lo largo de toda mi vida, soy una persona disciplinada y trabajadora que he hecho todo lo necesario para que mi voz estuviera en plena forma», ha añadido en relación con la rehabilitación intensiva a la que se somete cinco días a la semana, en la que se incluye terapia específica para sus cuerdas vocales, y su tratamiento de inmunoglobulina.