La actriz Christina Applegate anunció a través de sus redes sociales que le habían diagnosticado esclerosis múltiple, y desde entonces ha tratado de seguir adelante con su carrera para completar la última temporada de la serie ‘Death to me’ a pesar de que a menudo necesita usar una silla de ruedas en el set de rodaje y algunos días ni siquiera puede trabajar.
La intérprete nunca ha pretendido convertirse en un referente ni en un faro de esperanza o una fuente de motivación, y tampoco trata de endulzar el lado más cruel de este trastorno neurológico. Ella reconoce que nunca aceptará el hecho de que ya no pueda caminar sin ayuda y desearía haber prestado más atención a los síntomas iniciales, como los mareos y el hormigueo y entumecimiento de las extremidades que sufría antes de recibir el diagnóstico.
Actualmente está atravesando una etapa muy mala a nivel de su salud mental después de haber tenido que enfrentarse a síntomas de fatiga y problemas de movilidad y de control de esfínteres. Christina se ha sincerado acerca de su estado emocional durante una conversación con su amiga Jamie-Lynn Sigler, que también padece la misma enfermedad
«Es una depresión muy real, lo cual me asusta un poco porque parece tan… fatalista. En este momento estoy atrapada en una oscuridad que no me he sentido ni siquiera sé cuánto tiempo, probablemente unos 20 años».
Sus declaraciones resultan muy sorprendentes porque durante su aparición sorpresa como presentadora en la gala de los Primetime Emmy Awards de este año, acompañada de su amigo Anthony Anderson, no transmitía en absoluto una imagen de derrota o cansancio. Sin embargo, en privado lo pasó muy mal y lo recuerda como fue «el día más duro de su vida», que la dejó más de 48 horas completamente agotada.
«Esto es ser realmente honesta… No disfruto viviendo. No disfruto. Ya no disfruto de las cosas», admite.