Pedro Pascal se identifica con el carácter protector de su personaje en ‘The Last of Us’.
La estrella de 50 años admite que ve paralelismos con su alter ego Joel de la serie de HBO, ya que ambos son «ferozmente protectores» con sus seres queridos.
En una rueda de prensa previa al estreno de la segunda temporada a finales de este mes, Pedro dijo: «Soy muy protector. Protejo a la gente que quiero. Y creo que ése es probablemente el principal componente con el que me identifico».
El personaje de Pedro, Joel, es la figura paterna de Ellie (Bella Ramsey) en la serie postapocalíptica -basada en la franquicia de videojuegos del mismo nombre- por lo que el actor de ‘The Mandalorian’ admitió que el papel le ha pasado factura mentalmente.
Así lo indicó: «Es una experiencia como ninguna otra que haya vivido. Me resulta difícil separar lo que viven los personajes de lo que siento yo. En cierto modo, no es muy saludable. Y por eso, supongo que siento su dolor, así que supongo que tenía una mentalidad poco saludable».
‘The Last of Us’ fue elogiado por la crítica cuando se emitió la primera temporada en 2023 y Pascal está encantado de que la serie vuelva a las pantallas.
Dijo: «Creo que hay algo que es realmente emocionante en básicamente dar a todo el mundo otra temporada de una serie que todo el mundo amaba y en la que todo el mundo ha trabajado tan duro y ha puesto tanto».
Pedro admite que fue «catártico» participar en un proyecto ambientado en medio del apocalipsis y lo relacionó con la agitación que puede sentirse en el mundo real.
Explicó: «Creo que contar historias es catártico de muchas maneras, siempre lo ha sido. Es la forma en que los seres humanos han dado testimonio de la vida. Desde las huellas de las manos en las paredes de una cueva hasta un programa de televisión que puedes ver en Max a partir del 13 de abril».
El actor de ‘Gladiator II’ continuó: «Siempre me he basado en los libros que he leído, las películas y los programas de televisión que he visto. Eso refleja en gran medida la experiencia humana. En circunstancias tan extremas, creo que es un placer muy sano, y a veces enfermizo, ese tipo de catarsis, en un espacio seguro para ver las relaciones humanas en crisis y en el dolor y dibujar inteligentemente una alegoría política, una alegoría social, basada en el mundo en que vivimos, de forma muy bella e inteligente».