SAO PAULO (AP) — Técnicamente, los extensos humedales del Pantanal —una llanura aluvial de Brasil— no han entrado en la temporada anual de incendios, pero el número de incendios ya ha roto récords y lleva a los expertos a predecir que este año será el más devastador en décadas.
Los humedales tropicales más grandes del mundo normalmente se secan y son propensos a incendios entre julio y septiembre. Pero los satélites del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil detectaron más de 2.500 incendios en la región tan solo en junio —por mucho, la mayor cantidad jamás registrada para el mes con base en datos que se remontan a 1998. Eso es más de seis veces la cantidad en el mismo mes de 2020, que es llamado el “año de las llamas” porque los incendios forestales asolaron la zona y provocaron una protesta generalizada.
“Enfrentamos una de las peores situaciones jamás vistas en el Pantanal”, dijo el lunes a los periodistas la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, y agregó que toda la cuenca del río Paraguay experimenta una grave escasez de agua.
El Pantanal —que es alimentado por afluentes del río Paraguay y que se encuentra principalmente en territorio de Brasil— es un punto crítico de biodiversidad y un destino popular para turistas que desean ver jaguares, guacamayos, caimanes, capibaras y aves migratorias en su hábitat.
Pero ahora, en lugar de sus encantadores paisajes naturales, lo que los brasileños ven en el Pantanal son incendios devastadores que devoran la flora y animales carbonizados.
El viernes, Silva voló a Corumbá, una de las ciudades más afectadas, con Simone Tebet, ministra de Planificación y Presupuesto, quien nació y construyó su carrera política en la región. Ambas describieron lo que vieron como doloroso.
“Era un río que serpenteaba como un muro, tratando de contener el fuego”, dijo Silva. “En medio de tanta ceniza, había un árbol floreciendo en agradecimiento por la vida. No podemos destruirlo”.
La ministra de Medio Ambiente atribuyó los incendios a la actividad humana, el cambio climático y los efectos prolongados de los fenómenos de El Niño y La Niña que alteran la temperatura de la superficie del agua en el océano Pacífico central y oriental.
El gobierno federal de Brasil ha desplegado 285 agentes de diversas agencias y 82 miembros de la Guardia Nacional para apoyar a los cuerpos de bomberos locales.
Después de los incendios récord de 2020, que quemaron casi el 30% del Pantanal en Brasil, las autoridades locales ampliaron sus comités de bomberos para incluir a diferentes ramas gubernamentales y organizaciones ambientales sin fines de lucro, como SOS Pantanal y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). Los comités discuten el manejo y monitoreo de los incendios y capacitan a las comunidades locales en la prevención de incendios y la respuesta temprana.
Pero hoy ya tienen dificultades para contener los incendios actuales. Manuel Garcia da Silva, jefe de un cuerpo de bomberos, dice que sus mayores complicaciones son la distancia entre ellos y el terreno, que va desde la sabana hasta los humedales.
“La mayoría de los incendios en el Pantanal son subterráneos. No podemos verlos, pero alrededor de las 10:00 de la mañana empiezan a emerger nuevamente”, dijo a The Associated Press. “Siguen ardiendo bajo tierra debido al material depositado por las inundaciones en el Pantanal. Estos incendios son muy difíciles de controlar, ya que queman casi un metro de material bajo tierra”.
Garcia da Silva dijo que su brigada pasa siete horas al día en el combate de incendios, a menudo dos días seguidos. “Mientras tengamos fuerzas, seguimos luchando”, agregó.
Las condiciones de hoy en el Pantanal son más severas que en 2020 —y la expectativa de una sequía extrema en agosto y septiembre provoca una alarma mayor.
“Eso podría empeorar la situación de los incendios”, dijo Vinicius Silgueiro, coordinador de inteligencia territorial del Instituto Centro de Vida, en el estado de Mato Grosso.
Durante la temporada de lluvias, los ríos se desbordan, inundan la tierra y hacen que la mayor parte de la región sea accesible sólo por barco y avión. Este año, la cuenca del río Paraguay experimentó un importante déficit de precipitaciones desde que comenzó la temporada de lluvias en octubre.
En junio, todos menos uno de los ríos de 12 metros (39 pies) de profundidad en la región mostraron niveles inferiores al promedio para esta época del año, según un boletín del 26 de junio del Servicio Geológico de Brasil. La oficina advirtió en febrero que 2024 podría ser uno de los años más secos registrados en el país.
“La situación actual es sumamente preocupante. Debido a la sequía prolongada y a las altas temperaturas, la vegetación está bajo estrés, lo que la predispone a quemarse”, explicó Renata Libonati, profesora de meteorología que coordina el sistema de alerta para incendios en el Pantanal de la Universidad Federal de Río de Janeiro. Desde enero, los incendios destruyeron más de 688.000 hectáreas (1.7 millones de acres) del área brasileña de este bioma, según su sistema de seguimiento.
Es muy probable que la mayoría de los incendios en curso hayan sido provocados por el hombre y no por causas naturales como los rayos, según Libonati. A principios de esta semana, la ministra Silva dijo que el 85% de los incendios se originaron en propiedades privadas.
Los agricultores tradicionales de la región utilizan el fuego para gestionar y renovar las zonas de pasto para la ganadería, aunque la práctica está prohibida durante la estación seca. La prohibición suele entrar en vigor cada 1 de julio, pero este año las autoridades cambiaron la fecha de inicio a principios de junio debido a las condiciones secas.
Silva dio la alarma sobre el riesgo inminente de incendios en el Pantanal el 5 de junio, durante una ceremonia del Día Mundial del Medio Ambiente. Las organizaciones ecologistas que trabajan en la región habían advertido del peligro mucho antes.
“En 2020, se dijo que los próximos cuatro años serán muy secos y que los niveles de agua en el Pantanal no se recuperarán”, dijo por teléfono Osvaldo Barassi Gajardo, especialista en conservación del WWF.
Un estudio reciente del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil encontró que las áreas secas y semiáridas se han expandido por todo el país en los últimos 30 años. Proporcionalmente, el Pantanal fue el bioma brasileño que más se ha secado desde 1985, según un estudio publicado a principios de esta semana por MapBiomas, una iniciativa de investigación que cartografía el uso de la tierra. En las próximas décadas, se espera que la región centro-oeste del país —donde se localiza el Pantanal— se vuelva más cálida mientras que su región sur se torne más lluviosa, según un extenso estudio climático que la oficina de la presidencia de Brasil encargó en 2015.
En mayo, fuertes tormentas e inundaciones en el sur de Brasil mataron a casi 200 personas y desplazaron a cientos de miles más. Fue una de las peores catástrofes climáticas jamás vividas en el país y los lugareños todavía no logran recuperarse.
En el Pantanal de Brasil, muchos temen que lo peor esté por llegar. Según datos oficiales, los meses de julio a septiembre suelen tener al menos 20 veces más incendios que junio.
“Todavía debemos estar muy alerta sobre lo que pueda pasar en los próximos meses. Es importante redoblar los esfuerzos de prevención, tratar de combatir el incendio ahora, y tener muchas más acciones de prevención y seguimiento por parte de las autoridades públicas”, dijo Gajardo, del WWF.